domingo, 27 de mayo de 2018

Feria de Sevilla

El origen de la Feria de Sevilla. En Sevilla, a la que muchos llaman eterna, no podía faltar una tercera ciudad paralela, una ciudad efímera cuyo corto reinado se extiende sólo durante una semana y cuyos orígenes se remontan en un lejano agosto de 1846.
En una ciudad tan dual como lo es Sevilla, en la que conviven la Sevilla más tradicionalista con la Triana más revolucionaría, el cainismo del que nos habló Machado en sus obras o la rivalidad Betis – Sevilla a la que muchos llaman eterna, no podía faltar una tercera ciudad paralela, una ciudad efímera para la que muchos se preparan durante todo un año y cuyo corto reinado en la Sevilla eterna se extiende sólo durante una semana... Es la ciudad cuyas luces deslumbran al visitante, la ciudad donde el gentío se convierte en familiaridad y como familiares se tratan a los desconocidos, es la ciudad donde el forastero se siente como en casa y donde destaca algo por encima de todo: la alegría. Porque el espíritu del sevillano es hospitalario y alegre, sencillo, al que le gusta compartir y hacer amigos... Ese espíritu dobla su sentido cuando allá por el mes de Abril crece, cerca del barrio de Los Remedios, una ciudad paralela capaz de contener a un millón de almas y que atiende al nombre de “Feria de Abril”.
Los orígenes de este festejo sevillano lo encontramos en un lejano y caluroso día 25 de Agosto de 1846. En torno a Sevilla habían crecido pequeños núcleos poblacionales que disponían de ferias de ganado las cuales eran visitados por agricultores de la ciudad donde compraban las reses necesarias para su labor en el campo, a fin de evitar este “peregrinar” del sevillano a las cercanías de la capital surge la idea de crear en la ciudad su propia feria ganadera y así los regidores Narciso Bonaplata, originario de tierras catalanas, y José María Ibarra, primer conde Ibarra, deciden elevar su propuesta al Cabildo Municipal. La propuesta y el documento fue apoyado por el alcalde de Sevilla que era el marqués de Montelirio. El documento pedía que se autorizara una feria anual durante los día 19, 20 y 21 de Abril. Aquella propuesta fue enviada a Madrid donde el diputado Fermín de la Puente y Apechea intermedió ante la reina Isabel II para que aprobara la misma y pese a la oposición de localidades cercanas, que ya disponían de ferias de gran raigambre popular, como Mairena del Alcor o Carmona, o personajes ilustres como el diputado Iribarren, la reina accedió a aquella petición en Marzo de 1847.
Con todo a favor de esta nueva feria emergente surgía la duda de donde llevar a todos los ganaderos interesados y donde ubicar la previsión de visitantes a la misma... Pero se encontró el lugar ideal, también cargado de misterio. Porque sepa usted amigo lector que la historia de la Feria de Abril de Sevilla no se concibe sin su marco clásico, un marco incomparable y lleno de recelos para la ciudad. Hablamos de la primera ubicación de la feria, en su emplazamiento del Prado de San Sebastián, unos parajes abandonados, a los que nadie quería acercarse porque en él se decía que lo “habitaba la muerte” quizás por ser este un lugar donde en otros tiempos se encontraban el cementerio del Prado de San Sebastián y el cementerio de los Pobres, en él se contaban historias de apariciones y aparecidos, además de ese evocador y lúgubre recuerdo del lugar había una nueva objeción... El lugar, como se ha comentado en esta guía, era el habitual quemadero en la ciudad de la Santa Inquisición para todo aquel que era condenado a la hoguera por herejía o cualquier otro “pecado” contra la fe. Un lugar ciertamente que ponía los pelos de punta a todo aquel que lo visitaba...
Pese a todo ello la feria fue un éxito y pronto los ganaderos instalaron toldos para protegerse del sol, unos toldos de lona que serían los precursores de las “casetas” del “Real de la Feria” como hoy lo conocemos.
Aquel colorido y algarabía hizo que muchos nobles visitaran el lugar en sus carrozas y coches de caballo, era la atracción de la ciudad y pronto aquel germen sembrado para el crecimiento de la ciudad se iba a convertir en un brote de amistad, encuentro y disfrute. En la primera cita que aquella feria de recogieron 400.000 duros, que era una importante cantidad para una feria inaugural.
Aquella ciudad emergente no dejaba de crecer y de compartir espacio con el ganado, por ello en 1950 se separa el folklore del mercantilismo ganadero dando paso pues a una feria de ocio, de diversión y de recuerdos.
Mal recuerdo también el que nos trae a la memoria un 21 de Abril de 1964 cuando un pavoroso incendio prende sesenta y cuatro “casetas” del Real de la Feria, aquella tarde inexplicablemente el número de visitantes bajó y sólo hubo que lamentar un muerto y media docena de heridos pero para muchos, ese rincón privado, ese segundo hogar en la ciudad efímera de Sevilla, había quedado reducido a cenizas. La solidaridad sevillana hizo que compartieran espacio y amistad en otras “casetas” pero pudo haber resultado una feria mortalmente catastrófica.
Si tiene la ocasión de entrar en una librería “de viejo” o en cualquier “caseta” de feria, si visita nuestra ciudad por el mes de Abril, no deje de observar y fotografiar los carteles anunciadores, históricos, de las diferentes ferias vividas hasta la fecha... El primero data del 1890 y su sabor añejo y rancio de sevillana absorbe al que los contempla, incluso el gran pintor regionalista Gonzalo de Bilbao inmortalizó su concepto de feria en uno de esos históricos carteles. No debe perdérselos.




Fotos y textos prestados por Miguel Angel Rivero Rodríguez del Grupo de Facebook Fotos antiguas de Sevilla




miércoles, 16 de mayo de 2018

SANCHEZ DALP

    En la PLAZA DEL DUQUE nos permitimos entrar en el viejo PALACIO DE SANCHEZ DALP y observar la belleza de su patio central en esta fotografía de mediados los años veinte, poco más o menos que de cuando se tomó la anterior de las obras en la Plaza de la Pescadería...
Construido tal Palacio a principios del siglo XX, concretamente entre los años de 1908 y 1916, por encargo del hacendado empresario Don Miguel Sánchez Dalp y Calonge, lo fue conforme planos del arquitecto argentino Simón Barris y Bes, que lo concibiól en un estilo regionalista – mudéjar que pasó a realzar aún más ese lienzo de la Plaza del Duque en el que había radicado antiguamente, hasta la francesada, el Palacio del Duque de Medina Sidonia y en el que ya obraban el Colegio Alfonso El Sabio y el Palacio del Marqués de Palomares desde mediados del siglo XIX...
Vemos en la fotografía el precioso patio Central de aquel magno edificio de la Plaza del Duque en el que fueron famosas las fiestas y saraos que tuvieron lugar durante los años veinte, siendo que tras la guerra incivil la actividad en su interior fue decayendo paulatinamente...hasta que todo aquello terminó con la muerte en 1961 de su dueño y constructor Don Miguel y con la posterior adquisición en el año de 1966 por parte de Don Ramón Areces del edificio para, en unión del también comprado Palacio de Palomares (en el que venían radicando desde tiempo atrás los “Almacenes El Duque”) arrojar todo ello como pasto de la piqueta y levantar en ese lienzo de la Plaza dedicada a Don Baldomero Espartero (el “Duque de la Victoria”) el famoso Corte Inglés, inaugurado en 1968.




La foto y el texto son de Miguel Angel Rivero Rodríguez del grupo de Facebook Fotos Antiguas de Sevilla que ha tenido la amabilidad de permitirme que las publique.







Puerta del León

Plaza del Triunfo, observar en esta fotografía del año 1921 cómo por la PUERTA DE LA MONTERÍA sale del regio Alcázar un tabor de regulares seguramente con destino a la guerra del Rif, que España estaba sosteniendo por entonces en Marruecos y en la que tal año sufrió el llamado “Desastre de Annual”.
Históricamente dicha Puerta vino recibiendo el indicado nombre de “Puerta de la Montería”, por cuanto que tal era el nombre del patio alcazareño con el que ofrece comunicación desde el exterior, pero desde mediados del siglo XIX tomó auge la denominación de “PUERTA DEL LEÓN” por mor del dibujo cerámico que de tal heráldico animal obra sobre el dintel, en azulejos realizados en 1892 en la trianera fábrica de los Mensaque, conforme dibujo de José Tortosa y que reemplazaron a una pintura del león obrante sobre el vano de tal puerta al menos desde los primeros años del siglo XIX, siendo que tal nombre de ”Puerta del León” es el más usado en los tiempos actuales para ese vano que dá directo acceso a la zona del viejo Palacio del Rey Don Pedro...
Sin nos fijamos en la fotografía, podemos ver algunas pequeñas diferencias con lo que nos ofrece tal lugar en la actualidad como son la presencia de esas garitas de la guardia, la existencia de una acera o andén rodeando el conjunto, la presencia en el entrante de la derecha de ese poyete o malecón en el que están apoyados esos dos jóvenes de trajes y corbatas oscuras, así como el adoquinado de por acá delante y que comienzan a pisar las marciales tropas que salen del Alcázar....





La foto y el texto son de Miguel Angel Rivero Rodríguez del grupo de Facebook Fotos Antiguas de Sevilla que ha tenido la amabilidad de permitirme que las publique.

lunes, 7 de mayo de 2018

Torreblanca

Aspecto que tenía hace treinta años la llamada TORRE BLANCA, que no era otra cosa que una almenara o torreón albarrano y solitario, levantado como avanzadilla del sistema defensivo de la Sevilla musulmana y que servía también como protección para la canalización del agua potable (los llamados "Caños de Carmona") que llegaba a la ciudad desde el alcalareño “Manantial de Santa Lucía, siendo que cuando la Isbilia musulmana fue cercada por el rey castellano Fernando III, éste instaló por allí un gran campamento para cortar a los sitiados el suministro acuifero, constituyendo ello un factor clave en la posterior rendición y ocupación cristiana de la ciudad.






Tras ésta, la Torre Blanca pasó a prestar sus servicios como inmueble servidor de un molino establecido a sus pies, movido por el agua de los caños, que tras ser empleada como fuerza motriz, era devuelta a los mismos, integrandose así en un sistema destinado a convertir en harina grandes masas de cereal de la campiña cercana a Sevilla, junto con otros artilugios semejantes, cuales fueron los molinos llamados del Zapote, del Arzobispo, de las Aceñas de Doña Urraca, etc. en una labor de molienda que permaneció hasta aún los tiempos decimonónicos....
Precisamente en el siglo XIX se estableció en las inhmediaciones del lugar un cuartelillo de la Guardia Civil y en torno al mismo fueron alzándose una fábrica de jabones y aceites propiedad de los Luca de Tena y, ya con la llegada del siglo XX, alguna que otra vivienda, para cuya construcción fueron aprovechandose incluso piedras de esta Torre y de los cercanos Caños de Carmona, asentamientos del lugar que se incrementaron en la época inmediatamente posterior a la guerra in-civil por personas provenientes de otras localidades de la región y por familiares de los presos políticos condenados a trabajar en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir (el llamado "Canal de los Presos") , con lo cual surgió un gran nucleo poblacional primeramente denominado "Torreblanca de los Caños" y actualmente "Barriada de Torreblanca", que se ha convertido en una moderna barriada del este de Sevilla, con sus centros cívicos, sus clubes de fútbol, un par de parroquias, su romería y hasta una cofradía penitencial, cual es la querida Hermandad de los Dolores, que con la Virgen del mismo nombre tras su Hijo interrogado por Pilatos sale a las calles del lugar en la tarde del Sábado víspera del Domingo de Ramos...


La foto y el texto son de Miguel Angel Rivero Rodríguez del grupo de Facebook Fotos Antiguas de Sevilla que ha tenido la amabilidad de permitirme que las publique.